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L.K.F

martes, 3 de diciembre de 2013

EL SOL MOJADO

Fotografía: Jessica Schenck Nini
Personaje de la Foto: L.K
Lugar de la toma: Bella Vista, Maldonado, Uruguay.



EL SOL MOJADO
     Eran las tres de la tarde, estaba algo cansada y no sabía exactamente qué hacer, hasta ahí todo era normal, nunca sé exactamente qué hacer, y el cansancio quizá nació el mismo día que vine a este mundo, la hora parecía tan natural como ayer. Por mi ventana se asomó un pez, le miré como si fuese un sueño, no creía lo que estaba viendo, era un pez tan real, con alas reales, como las de los pájaros, como las de los otros peces que vi aquella otra vez. Giré mi cabeza a un lado, cerré los ojos y volví a abrirlos, el pez estaba allí, y se acercó volando hasta quedar chocando su mirada con la mía, creo que todo eso me empezaba a sonar familiar, creo que reconocí en ese ser alado la figura de algo que alguna vez recordé fugazmente, pero es que me olvido tanto de las cosas…
     Hoy las distancias se acortan y mis venas encuentran el camino que va al profundo mar, quiero ahogarme en aguas azules, llenarme de agua y ser ella, será que todo vino de allí. Pero qué tontería si al fin y al cabo yo estaba cubierta de agua, adonde quiera que fuera, la arena me arrastraba hasta la costa, la sal me llevaba a mirar lejos, y las olas cantaban la canción de cuna para dormir bajo la luna. Miré el reloj, no tenía uno de pulsera, nunca me gustaron, tampoco tenía de pared, nunca me preocupé por uno, entonces recurrí al celular, vagamente sabía dónde podía hallarse, lo busqué y vi números borrosos, se pudrió su batería pensé, y volví a cerrar los ojos.
     Ya no sé cuántos días pasaron, nuevamente vuelvo a perder la noción de la vida fuera de las aguas, no quisiera saber, tantas cosas me agobian. Estoy, creo, indagando en un pasado que ha vuelto, y con una punzante aguja vuelve a pinchar cada noche la memoria, me desvela la vida nueva que aún no llevo. Recuerdo que una vez me pregunté si no estaría preparándome ahora para la verdadera vida, esa que encontraré después de esta muerte. Pero qué tonterías, las estrellas se han alejado del planeta. Desde el lugar en donde estoy oigo voces que me llaman a lo lejos, quizá sean ellos que han venido a ver si aún vivo, las voces siguen llamándome, y yo he empezado a pensar que estoy muy lejos, tan lejos que volver me da pereza.
     No, no fue un delirio, me encontré con el pez a la mañana siguiente, estaba esperando que me despertara, desayuno listo y la casa en orden, como nunca, esto sí que era raro. Alguna vez estuve en situaciones incómodas pero  nunca fueron como esta, había tenido un pez en mi cara al segundo siguiente de abrir mis ojos al despertar, nunca  un pez me había preparado el desayuno, bueno…quizá no lo hizo él pero entonces sería peor, no sabría a quién adjudicarle las frutas de la mañana, y agregamos otro personaje a la historia y esto ya parece una locura… Al fin, oí un estallido,  un fuerte viento y mucho líquido, por todos lados, densidad conocida, agua y más agua, mi casa llena de agua, mis pulmones transformándose en silencio, branquias, alas, aletas, escamas, todo era tan real.
     Ahora ya no escucho voces sino cantos, y están cerca, son como de sirenas que se mueven armónicamente  en la luz que ingresa desde arriba. Las estoy viendo jugar  con alegría, la memoria, cosa rara la memoria, no sé cómo pude olvidar tanto. Un pedazo de llanto con lágrimas se escapa en la almohada, no puedo quedarme todo el tiempo recordando, para mentir te mientes y te escapas. Ahora ya no escucho cantos sino voces, y sigo, pensando en cantos, me preparo, para la verdadera vida si es que esto es otra muerte…Ahora ya no quiero escuchar voces sino cantos.



L.K(Lola Kiayes)