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L.K.F

martes, 27 de septiembre de 2011

escarbando en el bufón.

     Venía por la calle achicando el ojo izquierdo, le dolía el ver, y caminaba inclinada. Con un hombro levantado y la punta de los dedos tensas, a la espera de algo que aún no llegaba, señalando el futuro, como recordándole a otros el pasado. La vi cruzar la calle a la luz de la luna, estaba arrollada sobre sí misma, me miraba fijo porque sabía que yo no podría aguantar el peso de sus ojos en los míos, caminó algunos metros y se perdió detrás del árbol seco.
     En la mañana treinta me miro al espejo y empiezo a tomar su forma, de a poco me vuelvo a convertir en eso que brota dentro todo el tiempo, mi rostro se estiró hacia arriba, dejando el lado derecho bastante normal, lo demás, sufrió un enorme cambio que potenció la voz aguda y ácida de la enferma y muy sana figura. No me reconocía, pero sabía que muchas otras veces me había visto de tal manera, como otras tantas historias antes contadas. La nariz se fruncía un poco, sobre todo en cierta porción del bonito cuadro realista que ahora se presentaba desnudo, ante mis sentidos. En la mañana treinta, ella se apoderó de mí, amenazó con desgarrar los trajes de la farsante, llegó a tomar su lugar y se dejó ser, entera, sin trabas que pudiesen matarle. Una expresión cada vez más inquisidora crecía en el rostro casi inmutable de la figura de sexo ambiguo.
     Hoy me desperté pensando en ella, había soñado un par de cosas que me hacían recordarle nuevamente. No sé si me han sugestionado y quizá también forzado para que elija su destino de mujer u hombre, a veces siente ser mujer y otras veces se confunde, y recuerda la niñez y el deseo rotundo de un ser masculino que brotaba y se negaba a esta vida de niña que le había tocado ahora. Pero las hormonas femeninas dejaron nacer la llama que se había apagado en algún remoto torbellino de tiempo, y dieron la verdad de un ser que respiraba agua y aire de cosmos, lágrimas saladas y alas que crecen, tiernos soles que parecen morir, y lunas hermosas que inspiran siempre un rastro más.
     Se come las uñas por no decir todo de una sola vez, la paciencia no era lo suyo y aprendió a callar, ahora ha salido de su cueva y se ha reunido con sus semejantes, ya es tiempo, se dicen unos a otros, mientras todos tocan sus pechos, que doloridos, aún pretenden salvar...Disfruta de lo que queda pues sabe que no es mucho y lo demás ya se verá, sabe que las flores crecerán mejor en tierras lejanas, y que la vida nace en ultramar. No puede nunca desconectarse del mundo que le dio vida, ni puede dejar de intentar dar una lanza por él, atina a unir a todos y a prestar atención a lo que los otros sienten cuando sienten...Se come alguna uña, dos o tres, cuatro o cinco, da igual, aprendió a callar. Y sin embargo, cuando en frecuencia encuentra la risa que da al llanto, no escatima en reírse ni en hablar, pasa por lo alto y larga ese otro mismo llanto que muchos más habrán de escuchar.
     Cómo sentía ella las cosas, eso parecía ser un enigma, hasta que ella o él se apoderó de mí, y ese mí fue un yo, de este que habla sobre un espejo frente a una vieja foto, un yo de este que ahora escribe sobre sí, y aún parece desprenderse como si no fuese de él mismo que la tristeza también brota. Cómo sentía era un  enigma hasta que empecé a sentir, y cuando sentí diferencié entre esa mentira que antes creía, como alguna posible verdad algo más cuerda que la mía...Cuando sentí me di cuenta que antes no quería...
     Trabajo arduo el de mirar la foto y dejarme sin cáscaras para examinarme y abrirme cuál médico, y ver el esqueleto, buscando un saber, un don de alguna cura, un porqué, una esperanza, una nada que nos dijera que estamos bien. Un antídoto, una palabra diferente y acelerada, un color burbujeante que se levante en lo alto diciendo adiós. Y me daba cuenta de la cuenta, y sabía contar, y me hacía la indiferente hasta que mis venas estuvieron a punto de explotar, entonces me puse a decir números que como un vómito salían a revelarse. Y entre sumas y restas divisé su alma, vi cuánto sufría por esta tierra que visitaba ahora de manera fugaz, sentí que toda entera era esa piedra que aparenta ser dura, y es de arena, y sin embargo nunca deja de ser piedra. Cuando la vi me vi, cuando la vi era yo y era ella, y una comunión surgió de golpe como la suma que sumaba dos veces cuando restaba mil.
      Venía por la calle y no me asusté de verle, me sorprendió un poco, claro está, no es tan hermosa y la luz de la luna le da  un aspecto maléfico, pero juro que es buena y no quisiera justificarla pero es que es tan buena, siempre me justifica a mí...Venía y la encontré, entró en mí y mi pierna izquierda se torció caminando con un impulso decidido a demostrar. Tenía dentro como voces que no dejaba apagar, pero al poder distorcionar esa luz, aprendió el mágico canto de la genuina perfección. Siempre le dolería el ver, hasta que todo fuera, y que al verla no la viera, sino que al verla me vea...

L.K.F

domingo, 25 de septiembre de 2011

el impulso.

     Hoy la descubrí saltando por el balcón, la quise detener pero no llegué a tiempo, saltó y quedó su cuerpo estampado en el piso como una caricatura al rojo vivo. Mis manos se estiraron obligando a las células a convertirse en elástico, pero nada pudo hacer que su cuerpo cayera fríamente en la vereda gris, y ahora, frente a mí, implorando ayuda, está ella. He dejado caer la máscara y me doy cuenta del porqué de su muerte, miro nuevamente abajo como aquél día, la veo irse con el viento borrando sus huellas de sangre, me pide ayuda y ya no quiero ayudarla, me pide que le arroje la máscara, que le he hecho quedar desnuda, le digo que su desnudez es más bellamente imperfecta que su anterior figura, me escupe y se va, con pena, mordiéndose un ojo...
    Apenas el sol salió esta mañana, yo me arrimé a la ventana para ver algún vacío que no estuviese roto, y la vi a ella nuevamente, esta vez más vieja,una vez más, suplicando. Me cansé de mirar abajo y quemé el rostro de la desnuda figura, le arrojé las cenizas que implacables se prestaron a viajar, di un paso al costado y esperé a que aquél ser llegara con su gran escoba, barrió desde lo alto los restos de la intrépida y la dejó irse hasta ser nada más que un recuerdo, y algún par de líneas que vagamente intento transmitir.
     Hoy también fue un ayer que se diseminó en imágenes difusas, no como en las tardes en las que las alas salen a volar y aprendes el viejo canto de las sirenas, cuando se va la máscara y tú mismo la eliminas, cuando borras las huellas de la sangre roja, y la viertes en una solución de otro color, cuando te apartas del falso espiral y dejas que la energía te lleve a otro. Hoy también fue un ayer que rompió a llorar por una risa en construcción.
     Y al volver, si es que vuelve, la empujaré yo misma apenas la vea cerca del balcón, no dejaré tiempo a la duda y abriré el camino que conduce abajo, allí donde algo tironea tu frente y donde está ese tercer ojo que es mordido por la intrépida. Y al volver, si es que vuelve, no dejaré que instale el muro de la mentira una vez más, ni le permitiré acostarse conmigo debajo de las sábanas, ni mirarme de cerca a los pies de la cama... Al volver, ya no querrá volver, y se irá, se perderá en eso que pensó lograr, en esa nada que no llegó a tocarme dentro, se perderá, nada más...
   

L.K.F
   
     

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Entrada.

     Desde las mil formas diferentes de iniciación se produjeron nudos que reforzaron el tejido, tendiendo una red de ideas caminaron ellos por las nubes que se meneaban en el océano,  las acariciaron dos horas antes de media tarde bajo el sol que les quemaba la piel. Crecieron las langostas y fueron monstruos en las veredas, bajando de ascensores y corriendo por las escaleras, torpes y feos, limitando su altura.
     Los árboles se movían con aquél viento que la ventana filtraba a través del vidrio espejado, y unos veranos más atrás se vienen a recordar nuevamente ahora, cuando la memoria ha llegado y ya no es uno tan débil y puede morir sin que le duela. No dejaron de sonar las mejores campanas que nunca fueron de iglesias, y las ramas de los intrépidos se desprendieron de la nada para verse de lejos, mientras una extensa pared nos tapaba aquella verdad  que siempre esperaba ser escuchada...Y miramos entonces más allá de los ladrillos y las rejas, divisamos un mundo e ingresamos en él...

lunes, 19 de septiembre de 2011

cortando la mentira.

     El cerebro se expandía cinco centímetros y siete milímetros más allá de lo debido,
el cráneo comenzó a crecer sin que sus amigos lo notaran demasiado, y el cabello se le iba cayendo de a poco.Dos semanas más tarde desapareció, lo buscaron debajo de la cama y en el ropero. No fue sino después de tres días que el sujeto llegó trayendo en sus manos una flor del color conocido, se la entregó a la mujer que vivía al lado de su casa, ésta la tomó con entusiasmo mientras él desaparecía casi por completo. La mujer pasó días observando el haz de luz que brotaba de aquella extraña flor, la guardó luego debajo de su almohada y comenzó a vivir con ella en las noches, cuando despertada en otro sitio siempre la tenía a su lado, como si ésta la cuidara de los males que vería al regreso.
     Los vecinos del pueblo dejaron sus tareas para correr al campo, nadie sabía por qué corrían, ni ellos mismos, pero seguían haciéndolo, todos juntos, hasta llegar al lago en el que encontraron inmensos pétalos de  alguna flor perdida, y en medio del lago una mujer aparentemente muerta. El hombre más viejo de la multitud avanzó hasta la orilla y se hundió en la arena, hasta perderse en un remolino de cenizas que se mezclaban con aquellos pétalos gigantes. Las personas corrían ahora en la dirección contraria atormentadas por el miedo, al llegar al pueblo los bloques enteros de tierra empezaron a levantarse en el aire, llevando consigo todo lo que allí hubiere. Otro enorme remolino se abrió en el cielo dejando salir oleadas de verdades inconclusas, y el cielo se puso gris en las laderas, y el pueblo fue lentamente ingresando en la densidad del agujero abierto allí arriba.
     El cerebro siguió expandiéndose y casi nadie lo notaba, algunos apenas sospechaban un plan, pero no tenían ni la más mísera idea quizá acertada de lo que pasaría en las siguientes jornadas. Las batallas se libraban en otros planos más elevados y poco conscientes para un ser humano que es tan sólo algo incierto, estábamos como en guerra y con nosotros mismos. El sol nos devolvía entonces la noche, y la luna nos guiñaba su tercer ojo nuevamente, a lo que el agua contestaba enviándonos señales a través de los sueños...
     Sólo la gente que vivía en ese pueblo volvió al lugar, con algunas pérdidas quizá, pero la mayor parte de todo se salvó, y quedó entonces lo más fiel a eso que ya de niño se sentía. Los canales de comunicación no dejaron de estar abiertos y filtraban cada tanto una nueva información que se complementaba con las anteriores. En el punto cósmico en donde el pueblo estaba, surgió la vida, se dejó conquistar por el encanto de aquella otra forma de ver y se alejó al fin de las otras formas grises y aplastantes de la mentira creada.
     La luna ayudaba cada vez que estaba en fase llena, y traía consigo el poder vivificante del eterno ayer que es ahora y no mañana, y el cerebro seguiría expandiéndose a medida que el recuerdo se iba materializando, creando entonces un hilo azul de agua elevada. Mientras el sol saliera y el otro mundo encarnara en nosotros, transformaría el cuerpo de los sensibles seres, dejando crecer alas a aquello que antes se nos negaba.
     El hombre dijo que ya es tiempo de que el tiempo mismo venga en ayuda, no son tantos los que prestan sus oídos al exterior, y menos son los que trabajan en pos de una idea que presentando dudas, es aún más real que la burbuja en la que el mundo terrestre se asfixia. Ya es también tiempo de que dejemos entrar aquello que la burda razón niega. Y además, hay que dejar crecer el cerebro unos cinco centímetros con siete milímetros más, hasta el punto en el que el punto mismo no sea más que lo que siempre ha sido, ahí, cuando el pelo se caiga por completo y se despegue del casco de nuestras cabezas, cuando las escamas sean transparentes y la luna nos otorgue otra parte de esta inconclusa verdad.
     La mujer poseedora de la flor se zambulló en una mística sensación que la hacía viajar y encontrarse con el pueblo cada vez que dormía, y de tanto en tanto revelaba una parte de lo que de ellos sabía, dejando abierto el canal para comunicarse de nuevo con los siguientes cinco centímetros con siete milímetros que debían de crecer en un no lejano momento...
   

Lola Kiayes.
 
   


viernes, 16 de septiembre de 2011

alcanzar el sueño...



Se quema la hierba,
el humo sube,
la verdad se transmite.

Nos comprendemos un poco más,
estamos juntos por lo mismo.
La verdad se encuentra.

Desde el punto máximo llega aquello que nos ilumina,
la estrella aparece más clara,
descubrimos el mundo y aprendemos a ver,
abrimos los ojos y nos rompemos a llorar sal.

Eso que sube nos purifica,
ya parece que no sólo respiro aire,
burbujas salen hacia arriba...
Y aquello que sube ingresa al agua.

Dejo una semilla en la tierra,
entrego estas palabras,
las dejo fluir mientras nace ese mundo.
Y de nuevo rompo en llantos de sal.

L.K.F

martes, 13 de septiembre de 2011

Ahora, eternos.

     El tiempo de la infancia ya era un tiempo de verdades, de cosas que fui ocultándome luego para mantenerme en pie sobre los bloques de hielo. Y desde el tiempo aquél rescato la esencia que hoy se entrega a mí, con destellos de aguas profundas, con seres que habitan mi espíritu, y desde el tiempo aquél ya soy de allí...
     Saco la máscara que me esconde en esta cumbre de excremento y humo, la arrojo al cajón de las mentiras, y comienzo a andar sobre una caracola que viaja a lo eterno.Desde el centro de mí me arrojo a los extremos que se expanden más allá de lo que logro imaginar, pasando las sombras dejo entrar la luz, abrazo la distancia inabarcable del futuro ahora.
     A temprana edad sabía la niña los siguientes pasos, lo que tendría que venir inevitablemente, aquello que siempre se trazó y hoy es.Luego de años de estancamiento se movieron las aguas rotundamente, como quien sacude una verdad con un fuerte color lleno de más agua, y se pinta los ojos para siempre, aprendiendo a no olvidar jamás ese pasado.
    El tiempo del ahora es el que siguió al ayer, cuando se trazaban los finos tejidos de las redes que están liberando peces ahora mismo. Camino un poco más y encuentro escamas del gigante, y hago un sabio lazo con esta luz potente, y encarno al ser que aguardó paciente este momento...
     Y el tiempo del ahora es el mismo mar, abriéndose lento para llevarnos, arrojando verdades que atrapamos, sedientos, esperando el día del encuentro. Es el punto justo para despertar el sentimiento, el momento en el que permanezco en la tierra, queriendo sacar el pie de la línea, ansiosa, queriendo estar por completo del otro lado. Es el punto donde aún no quemo la cortina de la falsa ventana.
     El punto exacto, es ahora.

L.K.F

domingo, 11 de septiembre de 2011

el hilo

      Mis neuronas quizá necesiten descansar, pero esta noche le he pedido a la luna que se acerque un poco más, cabalgo entonces en el cielo otra vez, vuelvo al agua y me encuentro con ellos. Mis manos no quieren parar de escribir, aunque ahora no estén escribiendo...
      Vuelo, lejos, hacia el interior del alma, me encuentro al universo con toda su magia, visito las estrellas y me dejo ser. Descanso a veces en algún sitio, cobijada bajo el sol de media tarde, esperando el descenso que me eleva. Me saco la estructura fría y rígida de las ciudades y nado con alegría en otro mundo.
      Mis neuronas quizá ya no existen porque se cansaron de ser neuronas, las miro y las saludo desde aquí, atino a desearles suerte pero no lo hago.
     Me desconecto de lo inconexo y conecto con la conexión.
     La luna vuelve a mí, y el mar descansa en el alma...

domingo, 4 de septiembre de 2011

como hoy.

La luz va trazando sus señales,
nuestros cuerpos se encuentran.
Almas nobles cruzando sombras,
tu mano que aprieta la mía.
Destellos de verdad olvidada,
sentimiento de raza.
Enfermedad  que cura,
Futuro ahora...

Han venido en ayuda de la tierra,
espíritus del mar...

de la A a la ELE...

* Lo tengo dentro de mí,
tiene que salir.
* Y hay también otra verdad.
Parece que se fuera,
pero todo vuelve y él vuelve.
* Espíritu del mar,
con tu regalo alado,
con tus branquias de pez.
* Lo tengo dentro de mí,
hermoso ser encantado.
*Recuerdos que van y vienen,
agua que abre mis ojos.
* Lo tengo dentro de mí,
voy a llevarlo siempre allí.

viernes, 2 de septiembre de 2011

tensar...

Un gato miró la cuerda floja del perro que nadaba.
El árbol debajo de la ventana estalló en un silencio que murió después de tres minutos...
el gato que miraba la cuerda pasó a mirar el suelo confundido, buscando al perro.
Un universo se cruzó con otro y lo cambió,
un ser posó su mano en otro ser y dejó que la vida se acostumbrara...
El bosque no dejó nacer al arbusto ruin,
la cuerda floja se estiró y se tensó para dejar cruzar al perro.
Un universo se cruzó con otro y no estalló,
se fusionó.
Miré a un lado y vi que un gato nadaba...

Lola kiayes Ferowar